A estas alturas, los hijos han dejado de funcionar como excusa para que las madres continúen desarrollándose y cultivándose como personas, ya sea a nivel profesional o personal. Así, muchas son las madres que retoman estudios, comienzan unos nuevos, continúan con sus carreras o hasta se reinventan y comienzan negocios o nuevos proyectos.
Lo que si también es verdad es que las obligaciones como padres son grandes y por lo tanto, es tarea difícil intentar compatibilizar tu rol maternal con tus estudios o tu vida profesional y personal. De hecho, de entrada, hay que aprender a superar la culpabilidad de compartir el tiempo que se supone le deberías estar dando a tu familia, con algún proyecto fuera de la misma.
Sin embargo, continuar con tu vida y tener logros fuera del núcleo familiar no solo será beneficioso para ti sino también para tus hijos. Sigue leyendo que aquí te animaremos a retomar tus estudios en la universidad y te daremos algunos tips para organizar tu tiempo y salir exitosa en los estudios y en casa.
¿Por qué es importante retomar nuestros estudios luego de ser madre?
No solo es una meta personal que te beneficiará para seguir alcanzando logros fuera del ámbito familiar y a sentirte realizada y feliz contigo misma y con todas tus facetas, no solo la de madre; sino que también te convertirá en una base fértil, de la que tus hijos puedan nutrirse y a la que puedan recurrir para inspiración y ayuda. Recuerda que ser padre también es ser un referente.
Pero, la realidad es que existen muchos padres que viven bajo excusas como: ‘No me queda tiempo para estudiar’, ‘Esa época pasó para mí’, ‘Ya no me veo con cabeza para eso’ y así rehúyen de la formación y el desarrollo del intelecto por no ser un asunto fácil. No se dan cuenta que ahora viven en un mundo con avances tecnológicos e internet en el que lo único difícil es no tener acceso a la educación.
Si este es tu caso, deja de utilizar a tus hijos como excusa. Son una bendición, nunca los escudriñes para ‘dejar de hacer’, ‘dejar de ir’, ‘dejar de ser’. Si es verdad que es admirable aquellas personas que van a la universidad a estudiar y luego llegan a al casa a hacer la cena y ayudar a los niños con sus tareas, pero piensa que al final será muy gratificante lograr tus éxitos con más que motivación: compromiso.
Además, en vez de ser una excusa, podrían ser la razón por la que te entregues al sacrificio y al trabajo duro. Una razón para ser una mejor versión de lo que fuiste al concebirlos. Una razón para no conformarte. No se trata solo de educar en el ejemplo, que es bien loable, sino de poder ser un apoyo real en el crecimiento de tus hijos.
¿Cómo lograr estudiar con hijos?
Ya nos hemos deshecho de los prejuicios y las excusas y estamos listos para retomar nuestros estudios. Para que esto salga bien, debemos organizarnos mucho, estar enfocados y no rendirnos ante el trabajo duro.
Nuestros amigos del Centro Universitario San Bernardo te dan algunos consejos útiles:
- Utiliza eltime blocking: Este término se refiere a la técnica de designar momentos específicos del día a una tarea determinada. Aunque no se trata de crear bloques inflexibles, sirve como una fantástica guía para no perder de vista nuestro objetivo. Hacer time blocking con tu formación significa designar, por ejemplo, una hora diaria al estudio. Digamos que eliges dedicar de 6.30h. a 7.30h. a estudiar, antes de que los niños despierten para ir al colegio. Tal vez prefieras ponerlo al fin de la jornada porque tus hijos se acuestan pronto y estás más lúcido a la noche o por el contrario quizá prefieras madrugar algo más, tener un par de horas en lugar de dos y trabajar en absoluto silencio. Cualquiera que sea el caso, esa hora es de absoluta concentración en tu tarea, se repite de forma fija y consigues tener una constante. Es decir, no debes intentar estudiar ‘cuando tengas un rato’, sino que ‘tendrás un rato’ en el que dedicarte a estudiar. Eso si, el time blocking como padres se trata de no ser rígido: si tu bebé pasó la noche vomitando, puedes permitirte ser flexible y regalarte un día de descanso.
- Estudia algo que te apasione. Este es un gran consejo para cualquiera, pero sobre todo para los padres. Y es que sucede que al terminar cansada de su rutina en familia, de seguro que no serás tan generosa con tus horas como para implicarte en algo que ni te va ni te viene. Lo mejor es elegir desarrollarte en campos con los que te sientas realmente involucrada.
- Lecturas complementarias. Si estudias algo que te apasione de verdad, podrás ampliar la bibliografía con lecturas relacionadas en tu tiempo libre o de ocio. De esta forma, sumas horas de estudio sin sentir que es una obligación.
- Estudiar con hijos y sin hijos. Compartir espacio de estudio con tu hijo depende de la edad del mismo. Si es un bebé lactante, bien puedes compartir espacio y tener espacios de mayor concentración mientras duerme o incluso lectura mientras das el pecho. Mientras que, si tu hijo ya habla, se mueve imparable por casa pero aún no asiste a clase, fija un tiempo de estudio en el que el otro progenitor se encargue de su cuidado o bien elige estudiar en su tiempo de descanso. Una hora al día los días laborables marca la diferencia y es factible.
- Métodos de estudio multidisciplinares. Gracias a los avances en la tecnología, hoy en día contamos con variedad de formas para estudiar un tema. Por ejemplo, podemos estudiar escuchando una conferencia a través de un podcast o video, a través de artículos en red, o a través de múltiples recursos. Gran cantidad de ellos gratuitos y disponibles 24/7 y a los que podemos acceder mientras vamos en nuestro coche, en las colas mientras esperamos o en cualquier tiempo muerto. Por ejemplo mientras planchas o limpias los baños.
- Acepta ayuda. Acepta ayuda para que cuiden de tus hijos en el tiempo que deseas estudiar o desplazarte a tu centro de estudios, o para que te aligeren tareas correspondientes a tu papel en el hogar como limpieza, compras, papeleos, etc.
- Ajusta tu nivel de estudios. No aspires a más y tampoco a menos. Es decir, si te exiges demasiado en una época intensa de crianza, como lo es la primera infancia, puede resultar frustrante. Mejor se sincera contigo misma sobre hasta dónde eres capaz de llegar, en qué nivel te sientes cómoda y dónde se rompe tu cuerda y debes parar.
- Planifica a largo plazo. Opta por estudios a largo plazo, online o personalizados al alumno en los que no sientas la angustia de alcanzar plazos imposibles para ti.
- Aprende a priorizar. Ya vas a tener suficiente con tu vida de madre y tus estudios, por lo que lo mejor es no comprometerte con muchas más actividades. Además, al elegir, te sentirás dueña de tu vida. Por ejemplo, puedes dejar en stand byalgún grupo, alguna inscripción a boletines o algunas costumbres por un tiempo, e ir cumpliendo tus metas una a la vez.
- Se cuidadoso con tus expectativas. Si tu expectativas sobre ti misma son demasiado exigentes, puedes darte de bruces con la ansiedad y pagarla con tu familia. Recuerda que no estás lidiando una carrera contra nadie y a nadie debes explicaciones. Debes tener siempre en cuenta que estudias porque lo deseas y que como eres madre, el estudio no es lo más importante en tu escala de prioridades. Enfócate en hacerlo bien, pero no te frustres si no sale perfecto. Por ejemplo, aprobar está bien y es digno, no te frustres por buscar la mejor nota entre pañales, médicos y proyectos escolares.
- Respeta tu tiempo libre de estudios. No tienes obligación de estudiar a cada rato porque tu cabeza funcionará mejor con momentos de relajación y disfrute con los tuyos. Por eso respeta tu tiempo de esparcimiento en tus días libre y fines de semana.
- Tu cabeza es un templo. Ya que le exigirás mucho a tu cabeza entre tu trabajo como madre y tu proyecto universitario, conviene que la cuides mucho y la mantengas sana. Esto implica llevar una alimentación en consonanciaa la vida proactiva que eliges llevar y también una dieta mental libre de pensamientos negativos o personas tóxicas así como exceso de redes sociales. Por ejemplo, la meditación, aunque sean diez minutos al día, es un plus importante para que tu foco se mantenga mientras estudias. También ayudan las respiraciones profundas en plena jornada (dos cada hora, por ejemplo), para reconectar con lo que haces y mantener la ansiedad lejos de ti. Haz deporte, o al menos camina, respira aire libre, exponte al sol. Y sobre todo, descansa. Todo ello acompañado por una buena hidratación, te darán una mente disponible para enfrentar cualquier reto intelectual.