Es impresionante lo bien que le quedan a algunas personas los complementos, ya sean de joyería, pañuelos, bolsos, adornos para el cabello y otros accesorios en verano. Obviamente, al llevar menos ropa y esta ser más liviana, los complementos de nuestros outfits acaban siendo más visibles y se nota, muchísimo. De hecho yo tengo muchos más complementos y accesorios para verano que para invierno, aunque he de reconocer que a mí no me quedan tan bien como al resto de la humanidad.
¿No os ha pasado nunca que veis algo que os encanta e intentáis copiarlo pero entonces os dais cuenta de que parecéis un fantoche? Pues eso a mí me pasa a diario.
¿Sabéis quién es Sofía Cristo? No es que sea un hito de la moda ni mucho menos pero me parece que lleva looks muy originales y con buen gusto. El caso es que la semana pasada vi una imagen de ella en pantalón corto con unos calcetines súper divertidos altos, como si fuera una guiri, y zapatillas de paseo muy cool. Conforme vi la fotografía pensé: “yo también quiero eso”. Me compré unos calcetines verdes, muy graciosos, con corazones de colores como estampado decorativo, y me vestí como pensaba que quedarían estupendos: camiseta blanca con estampado de color, pantalón corto color caqui, calcetines divertidos y zapatillas caqui. ¿Sabéis cuál fue el resultado? Pues que me miré al espejo, salí corriendo y me lo quité rápidamente antes de que nadie pudiera verme porque parecía un payaso, pero con todas las letras.
Y digo yo ¿por qué a ella le quedaba “cool” y a mí me quedaba súper ridículo? Quizás sea el porte…
Pues lo mismo me pasa casi con todo lo que veo por ahí y que me gusta. Yo lo copio, intentando ser fiel a mi estilo pero añadiendo lo que veo que me gusta de otros estilos, y al final siempre acabo quitándome todo lo que sea susceptible de llamar la atención porque me siento fuera de lugar, es decir, que me siento ridícula.
Me compré un pañuelo chulísimo para ponérmelo en el pelo como llevan ahora algunas chicas, de modo que liberan la nuca del calor del verano, y mientras otras quedaban super chic, yo parecía una cosa rara. Increíble. Y así con todo.
Bisutería
Ahora en verano hay mil cosas que me encantaría llevar, desde collares veraniegos hasta tobilleras sexis o pendientes un poco más largos de lo habitual, pero nada, no hay manera de verme bien.
Me compré una tobillera de plata en Coseta, muy sencilla y playera, y estaba ilusionadísima con ella. ¿Sabéis cuántas veces me la he puesto? Dos. La primera me sentí mal pero probé una segunda vez para cerciorarme y al final ha quedado guardada en un cajón. La tobillera sigue siendo monísima, muy sencilla, pero yo me miro con mis tobillos gruesos y la tobillera colgando y os puedo asegurar que no queda ni la mitad de bien de lo que quedaba en mi mente. Manías me dicen, yo creo que no estoy hecha para portar adornos.
Y algunos pensaréis que lo que me pasa es que me falta autoestima, o que tengo muchos complejos (que los tengo, como todo hijo de vecino), pero no es el caso. Yo me veo bien, o mal, con según qué prendas pero eso no tiene nada que ver con los accesorios que le sumo a esas prendas (no sé si me entendéis del todo). Si veo a una chica en pantalón corto, sandalias y camiseta de tirantes portando un bonito collar a juego con unos pendientes y una pulsera divina en la mano izquierda pienso: “’¡Qué look más conseguido!”. Luego, si yo me pongo lo mismo pienso: “menos es más”, y me doy cuenta de que me sobran casi todos los complementos. Es como si cada cosa que añadiera a mi outfit básico sobrara.
¿Sabéis de arte? Si sabéis un poco de estilos os puedo poner un ejemplo muy visual que explicará cómo me siento cuando llevo accesorios o complementos. El arte gótico, neoclásico, románico o renacentista son preciosos porque cada uno de esos estilos tiene algo que lo hace especial y único, sin embargo, cuando nos pasamos demasiado con las ornamentaciones y mezclamos muchos estilos acabamos obteniendo una obra de estilo barroco o rococó, que puede que sea maravillosa a nivel arquitectónico por ejemplo, pero no gusta a todos porque suele quedar recargado por todas partes. Pues bien, aunque los demás no lo vean por fuera así es como siento yo por dentro cuando pongo complementos a mi look: totalmente barroca, o rococó, según el día.
El caso es que no hay forma de cambiar eso, haga lo que haga.
También he intentado ir muy sencilla de ropa, con básicos sin estampados, para ponerme algún colgante que me guste, o una pequeña pulsera, o incluso pendientes (sin nada más), y a no ser que me los ponga diminutos (de esos pegado a la oreja), siempre me veo demasiado.
Pañuelos
Fue el cumpleaños de mi hermana hace un par de semanas y le regalé varias cositas porque es una de esas personas que cuando quiere algo se lo compra y el resto no sabemos realmente qué narices regalarle en fechas señaladas. El caso es que le pille, en Serrano Joyeros que también tiene complementos varios además de joyas, un llavero grande porque siempre está perdiendo las llaves, una mascarilla de Tous chulísima, un foulard anaranjado de la misma marca y un bolso a juego. Le hice una especie de cesta monísima que decoré yo misma con papel celofán y se la regalé con un cartel muy divertido que hice a mano yo misma: “cesta de moda”. Le encantó todo, y yo me enamoré perdidamente del foulard así que días después lo compre de nuevo para mí en tonos verdes, por no ir iguales y aún no he conseguido combinarlo con nada para que me quede bien.
Mañana por la noche, de hecho, me voy a ver a “Martita de Graná” (no sé si la conocéis pero es una cómica buenísima que merece la pena ver en directo), y he pensado que es la ocasión perfecta para arreglarme un poquito más de lo normal (tampoco mucho). Además, como es por la noche al aire libre y cerca de la playa, cabe la posibilidad de que la brisa marina a mí me dé frío (soy extremadamente friolera), así que pensé que sería el momento ideal para estrenar mi foulard, pero me he probado 5 looks diferentes y no me gusta con ninguno, a pesar de que los colores le van que ni pintados. Haga lo que haga siempre pienso que sobra, que es demasiado, que me veo un poco llamativa de más o que es demasiado rocambolesco todo el conjunto. En definitiva, lo que ya he dicho, que en mi caso siempre “menos es más” y eso provoca que me vea demasiado cargada con cualquier accesorio que decida ponerme, por pequeño o sencillo que parezca.
Así que si no puedo llevar bisutería y no puedo llevar pañuelos ni foulard, ¿qué puedo usar? Dadle vueltas al coco porque penséis lo que penséis ya lo he probado y no me gusta. He llevado bolsos grandes cuando tanto se llevaban, zapatos más o menos llamativos, me he pesto adornos en el pelo: gomas, ganchos, simple decoración… y siempre me lo quito todo. Incluso aunque no me ponga nada más y solo lleve eso como complemento, da igual, me lo acabo quitando porque me siento ridícula portándolo, a pesar de que al resto del mundo le quede genial ese mismo accesorio.
Tal vez sea hora de asimilarlo y empezar a dejar de comprar cosas que luego no uso. ¿No creéis?