Viajar en los meses de frío a países dónde de verdad hace frío, en España unos privilegiados pues el frío llega bastante tarde (en algunos sitios hasta en noviembre) y igualmente se va bastante pronto (en mayo las playas se empiezan a llenar), es una manera de aprender a vestirse en invierno.
Recuerdo muchos inviernos en Alicante de no saber que ponerme para salir a la calle, pues por la mañana hacía mucho frío, luego llegabas a la oficina y te asabas del calor, y al salir no hacía tanto frío debido a que el sol calienta bastante. Esta indecisión a veces te hacía parecer una cebolla con mil capas de ropa, y otras veces desearías trabajar en una forja para entrar en calor.
Fue precisamente en mi viaje a Suiza cuando aprendí que la mejor forma de vestirse es llevando la mínima ropa posible, siempre de acuerdo con el tiempo que hace en el exterior. Existe un sistema que se puede adaptar a cualquier persona y a cualquier situación, excepto que vivas en Siberia y necesites salir a la calle con una estufa portátil.
Estamos hablando de un sistema de tres capas, que es recomendable para todas las situaciones, incluso cuando vas a hacer deporte. Este sistema se basa en una primera capa transpirable que permita evacuar el sudor, pues de lo contrario la sensación de frío aumenta considerablemente. La ropa térmica transpirable actúa como una segunda piel, dando además un extra de calor muy confortable.
La segunda capa es bastante importante pues es la que debe de mantener el calor corporal entre la ropa. Normalmente se recomiendan los polares, ya que dependiendo de su densidad dejan pasar muy poca temperatura corporal. Ten en cuenta que esta será la capa más visible, por los jerséis también es una buena opción.
Como última capa, tenemos la chaqueta, que es la que va a evitar que el frío del exterior penetre en las demás capas, y además no va a dejar de salir calor corporal. Dependiendo del frío que haga es más recomendable una chaqueta más gruesa. Pero no por llevar una chaqueta de plumas vas a evitar pasar frío si no has puesto correctamente las demás capas.
Un dato muy interesante es que los pies, la cabeza y las manos son las partes del cuerpo que nos hacen tener más sensación de frío. Por tanto, no dudes en protegerlas con gorros, guantes y calcetines calentitos, ya que de esta manera vas a conseguir que tu cuerpo retenga todo el calor y no deje pasar el frío.
Vestir a los niños es algo más sencillo
En los niños no siempre es así, ya que por ejemplo poner una bufanda a un bebé es un riesgo, ya que con ella se puede ahogar. Y hay que tener en cuenta que los niños no suelen estar contentos llevando mucha ropa, suelen quitarse la chaqueta y coger frío, por lo tanto seguir el sistema de las tres capas que hemos comentado es bueno para niños mayores.
Además, hoy en día es tendencia la moda de niño y hay diseños muy a la moda para niños y niñas. En cualquier caso, hay algunas excepciones en las que el sistema de tres capas no funciona, y son necesarias otras prendas. Los niños hasta los dos años, más o menos, visten como capa externa un traje de una sola pieza, el cual protege el tronco, los brazos y las piernas. Es térmico e impermeable. Sin cordones o botones y, preferiblemente, con cierre, velcro o broches de presión. Se le denomina en inglés “snowsuit for babies”.
Los bebés de menos de doce meses no requieren ropa térmica. Para ellos, existen otras en tela polar, suéteres y abrigos tejidos que pueden funcionar como primera y segunda capa. Esto se explica porque a los bebés se les cubre con mantas y, de ordinario, van resguardados en cochecitos.