Parece que este año sigue siendo tendencia eso de invertir los ahorros que se tengan en mejorar estancias del hogar e incluso en reformas la casa vieja de campo de los abuelos para pasar un verano lo más adaptado a las circunstancias posible. Se supone que para agosto España habrá alcanzado un porcentaje tan algo de vacunados contra el Covid19 que podremos hablar de inmunidad de rebaño pero, aun así, la gente no tiene todas consigo.
Yo personalmente no tengo las ideas claras al respecto y es que el hecho de que me vacunen a mí en julio, por ejemplo, es fantástico pero los niños seguirán sin vacunarse por lo que si nos volvemos locos y dejamos que el virus circule a sus anchas, las posibilidades de que yo me contagie, por ejemplo, no lo note por estar vacunada pero se lo acabe transmitiendo a mi hija pequeña sin muchas. Y es que el hecho de que estemos vacunaos no significa que no podamos contagiarnos y ser conductor y transmisor de la enfermedad, y aunque sabemos que el porcentaje de niños que han tenido síntomas graves es bajo, el peligro existe.
¿Y qué es lo que pasa? Pues que el día en el que calló el Estado de Alarma en España miles de jóvenes, y no tan jóvenes, se lanzaron a las calles sin mascarilla a vivir la fiesta, a ser libre decían, a hacer botellones en todas las plazas donde se les permitió hacerlos. Eso me lleva a pensar que cuando se diga que España ha alcanzado la inmunidad de rebaño gran parte de la sociedad actuará del mismo modo, lanzando las mascarillas al aire y haciendo una fiesta nacional que dure semanas, pero el virus seguirá ahí, y los niños seguirán sin estar vacunados y por lo tanto pueden seguir contagiándose y tener reacciones graves, sobre todo si hablamos de niños y niñas como mi hija, que con 22 meses es imposible obligarla a llevar mascarilla.
Por todo eso, muchos padres como yo tenemos miedo al verano, a la afluencia en las playas si levantan el límite del aforo, y a que tengamos que recluirnos nosotros porque el resto no se corte un pelo. Y eso, unido a que muchos ya hemos visto en la vida familiar que antes no llevábamos un alivio, ha provocado que el tema “reformas” renazca entre los consumidores.
Las vacaciones bien invertidas
Nosotros no es que salgamos mucho de vacaciones pero sí estábamos ahorrando un poco para permitirnos un viaje en un par de años. Ese dinero lleva desde 2019 creciendo y ahora en 2021 y sin vistas a poder gastarlo realmente como nos gustaría, nos hemos unido al movimiento reforma y queremos adaptar la casa de campo de la familia al nuevo siglo XXI para disfrutarla como realmente se merece.
Ahora bien, yo sigo siendo temerosa con el Covid19 y la idea de meter a cuatro cinco obreros en la casa de campo y tener a mis hijos por allí jugando, y a nosotros mismos vigilando porque tampoco los vamos a dejar solos en el chalé, me provoca un poco de agobio. Por eso lancé la pregunta del millón a esta empresa de reformas en Granada: “¿Qué medidas tomarán los trabajadores con respecto al Covid19 mientras estén en casa haciendo la reforma?” y tal y como esperaba, esta empresa igual que muchas otras, cumplen con las medidas estipuladas y hacen mucho más:
- Mascarillas higiénicas siempre puestas y cambiadas cada 4 horas de trabajo.
- Cada vez que usan el baño lo desinfectan con productos especiales de Chiwawap.
- Y cuando acaben la obra al completo mandarán a un equipo de limpieza y desinfección profesional.
Así que, al final, me he dejado convencer y vamos a reformar y actualizar la cocina de la casa de campo, los baños, y vamos a hacer una terraza de obra con una pérgola al lado de la piscina, donde pondremos también una barbacoa y una chimenea de exterior.
La verdad es que todo esto me hace mucha ilusión porque será el lugar perfecto para este verano, y los venideros, con los niños. Además, esa casa el día de mañana será para ellos así que a mis padres les ha parecido estupenda la idea y, de hecho, también van a colaborar económicamente en la reforma.
La piscina por ahora no vamos a tocarla, pero igual cuando nos repongamos un poco del gasto y podamos ahorrar de nuevo la modernizamos, que está ya muy antigua la pobre.
Reformas en pisos
Lógicamente la suerte que tenemos nosotros no la tiene la mayoría, quienes deben disfrutar en familia en urbanizaciones pequeñas e incluso en pisos de ciudad sin acceso a playas ni piscinas, por eso sé que somos unos afortunados, y lo hemos sido durante toda la pandemia. Ahora bien, por lo que veo en mi entorno, quienes viven en pequeños pisos también se han liado la manta a la cabeza para hacer sus propias reformas y mejorar su calidad de vida en el interior de casa.
Por ejemplo, la venta e instalación de climatizaciones y aires acondicionados con bomba de calor ha subido muchísimo y es comprensible. Este mismo fin de semana, y aún estamos a principio del verano, ya se esperan máximas de 35 grados así que si vamos a pasar tiempo en casa, como ya hicimos el año pasado, pues más nos vale estar fresquitos y cómodos por lo menos, ¿o no?
Del mismo modo, parece que se están vendiendo muchísimos televisores y equipos de sonido. Las grandes superficies y las marcas lo achacan a una especie de cúmulo de situaciones, y es que por un lado hay muchas familias que pretenden hacer sesiones de cine familiar en casa para no salir tanto como otros años en vacaciones, pero además este año se junta la Eurocopa de fútbol y los Juegos Olímpicos de Pekín 2021, y con esa perspectiva las televisiones planas van que vuelan.
Este verano mi noche ideal será en la terraza de la casa de campo, con mi buen antimosquitos puestos, cenando delante del televisor que vamos a poner en esa misma terraza al aire libre y viendo un buen partido de fútbol de España o algunos de mis deportes favoritos de las olimpiadas como la gimnasia deportiva, los saltos de natación, el baloncesto y la gimnasia rítmica. También me gusta la natación sincronizada pero como todos los años ganan las rusas se me quitan las ganas de verla, jejeje.
Otra de las reformas que más se están haciendo es la de unir la cocina con el salón y crear así una estancia única con, en muchas ocasiones, una isla de separación. De hecho me parece que nos estamos americanizando demasiado y que conste que le veo sus ventajas a este tipo de distribución aunque también le encuentro muchos problemas como, por ejemplo, que le olor de la comida se esparza por todo el salón sin poder evitarlo. Luego te pones a ver una película de miedo, por ejemplo, con olor a sardinas por toda la casa. Personalmente prefiero quedarme con los tabiques y las puertas donde están, pero como bien dice el refranero español, para gustos los colores.