Lo que ya no usas, ¿tirarlo, venderlo o guardarlo? Encuentra la mejor opción

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Una de las normas jurídicas más importantes y constantes de la humanidad es la de que todo siempre se transforma. Esta legislación, que parece ser tan clara pero a la vez tan intrincada, nos remite a la idea de que el tiempo, como un río que no para de correr, transporta todo aquello que conoce. No sucede nada igual a lo largo de la eternidad. A través de los años, hemos observado cómo las cosas que nosotros como niños nos parecían, nos hacían sentir completo y feliz en un momento específico, pueden llegar a perder importancia. Lo que nos atraía originalmente, sea una actividad, un modo de vida, una creencia o una vestimenta, con el pasar de los años puede empezar a verso como fuera de lugar, fuera de época o, simplemente, no se ajusta a la persona que hemos convertido.

Este proceso de transformación no se limita a las características superficiales de nuestra existencia. A veces, lo que solíamos categorizarnos, aquello que representaba nuestra esencia y nos llena de admiración, puede volverse en una figura lejana, ajena a la realidad que tenemos. Y, del mismo modo que en el ámbito interior, igualmente experimentamos un apremio de transformación en el entorno. Esta necesidad de renovarse o desarrollarse no únicamente se dirige hacia la persona, sino también hacia el entorno al que nos pertenece. De pronto, todo lo que nos pareció correcto o feliz, empieza a exhibir fallas. La costumbre, el estilo de vida o el propio lugar en donde nos desenvolvemos empieza a percibirse limitado, con el fin de que no encajen con la persona que son hoy.
Este estímulo de transformación es muy potente y es por esto que no solo aspiramos a una transformación cosmética, sino que además deseamos una transformación radical, que pueda representarnos como individuos evolucionando y otorgándonos un margen para desarrollarnos.

En varias ocasiones, este apremio se extiende más allá de nosotros mismos, llegando a las personas que están cerca de nosotros y, lo más importante, del hogar. La casa, ese espacio tan significativo y fundamental para la vida de nosotros, también está influenciada por esta transformación permanente. Lo que antes era nuestro refugio, ese lugar que representaba nuestras nociones, sentimientos y características de una etapa anterior, puede empezar a verso desactualizado. Los objetos, los tonos, los muebles y hasta la disposición de los lugares puede dejar de responderse con nuestro ser del interior, esto nos hace repensar el sentido de la zona y su rol en nuestras vidas.
De esta manera, podemos encontrar la ocasión de examinar, renovar, redefinir nosotros mismos y el sitio que nos pertenece, con el fin de que todo concuerde con la persona que somos en este momento, del mismo modo que se ha venido conformando a través del tiempo y en las vivencias que se han tenido.

El impacto del cambio en nuestro hogar

Una de las zonas que más evidencia la transformación son los muebles. Un día, los muebles que tan bien se adaptan a nuestro estilo de vida y la decoración empezaron a ser valorados como una cosa extrañamente ubicada. Este suceso no es siempre producto de una mudanza, sino que, en muchas ocasiones, se generó por el simple motivo de refrescar el ambiente en el que habitamos, para dar paso a nuevas características, o bien porque ya no tenemos sentimientos por los objetos que hacían parte fundamental de la vida de nosotros.

El proceso de decisión: ¿Qué hacer con lo viejo?

Con el paso de los años, es habitual llegar a una posición en la que la mayoría de los muebles de nuestro hogar no corresponden a las expectativas o necesidades del momento. En ese momento, acostumbramos elegir eliminar ciertas cosas del hogar que ya no son admitidas. Sin embargo, ¿qué se hace con estos objetos que en un principio fueron de suma importancia para nuestra existencia? Muebles que, a pesar de ser viejos, cuentan con una historia; juguetes de infantes que ya no utilizan, o la mesa la cual prometemos que la íbamos a usar el próximo domingo, hace más de dos años, o inclusive el estante que se encuentra a punto de caerse…
Todos estos componentes, junto a sus años de utilización y su desgaste, se incorporan al recuerdo, salvo en el caso de que hayan generado una gran atracción emocional de modo que sean parte de nuestra casa.

Soluciones para gestionar los muebles viejos

Cuando decidimos deshacernos de los muebles que ya no cumplen una función o que simplemente no nos agradan más, es importante considerar distintas opciones para darles un nuevo propósito. Aquí te dejamos opciones importantes que debes tener en cuenta

Deshecha

Si el motivo es que ya el mueble en cuestión no sirve porque está excesivamente desgastado o se ha roto, consulta el funcionamiento de los puntos limpios de tu comunidad y contacta con ellos para su recogida.

Los muebles deben desecharse en estos lugares, ya que allí tienen contenedores de enorme tamaño, donde caben toda clase de objetos de este tipo. Además, en algunos municipios los ayuntamientos ponen al servicio de los vecinos la recogida de muebles en los domicilios, y ellos se encargan de llevarlos al punto limpio.

Además, si los llevamos al contenedor correspondiente, evitaremos su acumulación en vertederos y ahorraremos un montón de energía y materias primas. Y es que también, son reciclables, así que servirán para un montón de cosas.

Dona

Una opción solidaria si quieres deshacerte de tus muebles viejos es donarlos a organizaciones que recogen muebles usados directo a tu casa y de forma gratuita,  los reparan y los revenden en mercadillos para poder recaudar dinero y ayudar a distintos colectivos y personas que lo necesitan. Así que consulta la que quede más cerca a tu localidad.

Alquila un trastero

Sabemos que deshacerse de muebles que quizá te han acompañado en momentos importantes de tu vida, como la primera cuna que compraste con ilusión  ante la llegada de un nuevo  miembro de la familia, o la primera mesa que compraste con tu propio sueldo y sin ayuda de nadie, no siempre es tan fácil. Solemos apegarnos emocionalmente a las cosas así como lo hacemos con las personas, por lo que quizá no quieras deshacerte del todo de ellos hasta estar realmente preparado o quizá buscando la oportunidad de que vuelvan a ser útiles en el futuro. Es por eso que desde Trasterobox nos explican que alquilar un trastero no solo te permite liberar espacio en tu hogar, sino que también ofrece flexibilidad sin compromiso de permanencia. Puedes acceder a tu trastero en cualquier momento gracias a un sistema de seguridad robusto y con control de acceso personal e intransferible.

En ese caso, si no tienes la suerte de tener un trastero en tu propio edificio donde almacenarlos, opta por una de las tantas empresas de alquiler de trasteros. Son asequibles y podrás acumular todos tus viejos recuerdos con seguridad en ellos.

Haz tu propia venta de garaje

Si tus muebles se encuentran aún en buenas condiciones y lo que quieres es donarlos, pero entre tus conocidos. Quizá quieres deshacerte de la pequeña biblioteca que tu mejor amiga siempre había querido o tienes algunos muebles estilo vintage que sabes que podrían ser la sensación ente tus vecinos; así que puedes crear tu propia venta de garaje (o dentro de casa(, donde invites a todos tus conocidos a tomar algo, mientras disfrutan de tu exposición y se llevan su muebles favorito.

Vende online

Aunque tu ya no los quieres, sabes que  mucha gente sí puede estar interesada en ellos. Entonces sácale algo de rentabilidad.

Hoy en día existen numerosas plataformas de compraventa de productos de segunda mano que te lo ponen muy fácil.

La venta es la opción más rentable para muebles caros, antiguos o en muy buenas condiciones. Si los vendes sin ayuda, ganarás más, pero tendrás que dedicarle tiempo y esfuerzo al proceso.

Renueva

Si te gusta arreglar o renovar cosas por ti mismo y no quieres deshacerte de esos muebles que guardan tantos buenos momentos en común contigo y tu familia, puedes cambiarles el look y dejarlos listos para utilizar otra vez. Pinta, barniza, modifica, dale un nuevo uso… Será una forma de reducir el impacto medioambiental, ahorrar y poner en practica todos esos videos DIY que tienes en tu tablero de Pinterest.

Por ejemplo, los cajones de los armarios pueden ser utilizados como estanterías. Lo único que debes hacer es colgarlos en las paredes y colocar en su interior cualquier cosa que necesites.

Las estanterías también pueden ser muy útiles a la hora de reciclar muebles viejos. Estos muebles los podemos utilizar como cabeceros para la cama de los niños, ganando espacio en almacenamiento.

Otra idea que encontrarás interesante a la hora de reciclar muebles viejos es utilizar los frontales de los cajones como colgadores donde poder colocar las prendas.

También, un viejo escritorio puede convertirse en un mueble bar. Solo adapta cada uno de sus huecos, para que puedas colocar en su interior botellas, vasos y demás elementos.

O incluso, las cunas pueden convertirse en prácticos escritorios. Lo único que necesitas es colocar una madera o cristal en la parte superior, que sirva como lugar donde poder trabajar.

Existen cientos de aplicaciones y páginas en internet con un mundo de ideas y opciones sobre como reutilizar y transformar tus muebles viejos. Estas son opciones súper económicas, originales y hasta relajantes, ya que te sumergieran en una actividad agradable y diferente por algunas horas, sin contar que los resultados te dejarán más contenta que haber ido a un sitio para comprar.

 

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