Perfumes de equivalencia

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Las imitaciones están a la orden del día en todos los sectores del comercio. Las grandes marcas o firmas, son falsificadas e imitadas constantemente, degradando la calidad de las mismas. Es muy fácil encontrar ropa de marca, gafas, deportivas e incluso trajes de grandes firmas, a precio reducido, muy similares a las originales. Todo esto, ocurre a diario. La falsificación y la imitación están a la orden del día.

Ahora bien, en lo referente a ropa, complementos y artículos de marca, la falsificación es un delito. La imitación esta dentro de unos limites puesto que suelen cambiar algo para que no sea igual. Sin embargo, en lo referente a un sector tan importante como el de la perfumería, no existe la falsificación ni la imitación. Desde Syrch, expertos en perfumería, nos explican como funciona este sector de la “imitación” de fragancias de alta gama.

Existe una falsa creencia extendida respecto a este tipo de perfumería. Asequible a todos los bolsillos y cuyas fragancias, recuerdan a las grandes firmas de perfumes y sus esencias más vendidas. Su reducido coste, sobre todo en comparación con las originales, la ausencia de galantería en su presentación, nada ostentosa y más bien mundana y sencilla, pueden invitar a pensar en un concepto equivocado: imitación o falsificación.

Como la curiosidad mató al gato y no queremos perecer en este intento de calmar la nuestra, hemos indagado en este sector. Como ya adelantábamos, de la mano de expertos en el tema, hemos averiguado algunos aspectos muy interesantes sobre los conocidos como perfumes de equivalencia. Así es como se denominan estas esencias, semejantes a las que todos anhelan.

Qué es esto de la equivalencia

A más de uno, seguro que le recuerda a una serie de términos matemáticos y físicos. Para nada, las equivalencias en perfumería, no son términos matemáticos, ni imitaciones como se tiende a creer. Mucho menos son falsificaciones. Tampoco, son perfumes de inferior calidad que los adquiridos en una perfumería exclusiva.

Al igual que ocurre con el sector farmacéutico y sus medicamentos genéricos, la perfumería, cuenta con un universo de fragancias genéricas semejantes a las más reconocidas por el público.

Hay que tener presente que una fragancia genérica, no se crea, se recrea buscando un equilibrio en las materia primas y los porcentajes propios de la composición original. En algunos casos, las fabricas encargadas de producir las equivalencias, sustituyen los ingredientes sintéticos que utilizan las grandes firmas por altas concentraciones de esencias de origen natural. Este punto puede ser incluso un plus en detrimento de las grandes perfumerías.

Para lograr el resultado pretendido, es necesario contar con un equipo de profesionales experimentados y capaces de extraer del perfume original todos los ingredientes y porcentajes de los que se compone el mismo. Estas materias primas originales, son sintéticas lo que confiere un extra de dificultad a los perfumistas.

La complejidad de este trabajo, requiere de una elevada concentración y lleva tiempo desglosar esa carta de componentes. Algunos perfumes cuentan con la nada desdeñable cifra de cincuenta ingredientes diferentes para lograr composiciones y aromas únicos y, huelga decir, artificiosos.

Cabe elogiar a esos olfatos tan agudos y finos, capaces de diferenciar aromas entre sí cuando se encuentran mezclados de tal manera que dan como resultado un aroma definido. Sobre todo, cuando la inmensa mayoría de los mortales poseemos un olfato más bien cortito.

La mayor diferencia entre los perfumes de grandes marcas y los de equivalencia, estriba, no solo en le packaging, el nombre el precio y el embalaje, engalanan tanto una fragancia que aumenta sobremanera su valor. Dada la cantidad de millones de euros que mueve la industria y la parte que la misma destina a sus grandes campañas de publicidad y marketing, no es de extrañar que sus precios, sean desorbitados.

Las grandes marcas, invierten mucho tiempo y dinero en sus campañas de comunicación en diferentes medios. Solo hay que fijarse (no mucho porque es brutal) en las fechas clave como navidades, San Valentín o el día de la madre, por ejemplo, en la cantidad de anuncios que el sector coloca en los medios.

Revistas, televisión, radio… la presencia de las marcas es absoluta. Eso, hay que pagarlo y quien lo paga, es el consumidor.

Si a estos perfumes les quitas esa parafernalia, queda su esencia, lo importante. Ese frasquito en el que se dispensa es lo que realmente quiere el consumidor.

Las empresas que recrean estos perfumes y los ponen a disposición del público, se centran en esa esencia. En lo que verdaderamente quiere el comprador, sin parafernalia ni añadidos que encarecen el producto sin aporta nada al mismo.

Al alcance de todos

Básicamente de eso se trata, de llegar a todos los bolsillos. Los perfumistas que trabajan en el sector, buscan y encuentran, esa consonancia olfativa con otros perfumes. En numerosas ocasiones la consonancia es tan similar que cuesta distinguirlos, e incluso algunos olfatos les dan mayor puntuación a las réplicas.

Los perfumes de equivalencia, a mi humilde entender, cuentan con valores añadidos como su fabricación y elaboración artesanal. Paso a paso, desde su desglose inicial hasta la composición final. Su precio, más asequible y de la misma calidad, elaborado con esencias naturales y por tanto, respetando el medio ambiente durante todo el proceso de fabricación.

Solo con estos nimios detalles, sin desmerecer a las grandes marcar, cabe tener en consideración la perfumería de equivalencia. No en vano, son muchos sus defensores y consumidores.

Para que se entienda que no se trata de meras copias e imitaciones que en numerosas ocasiones, dan el pego pero cuentan con una mala o pésima calidad, hay que tener en cuenta cuando se trata de copia.

Una copia o falsificación, se produce cuando se utilizan los mismos frascos que la marca y se venden como si fueran originales. En estas circunstancias, no existe un trabajo previo de desglose de la composición ni una búsqueda de similitud y calidad. Solo se pretende el engaño hacia un público que quiere la marca, pero sin pagarla.

Las equivalencias, carecen de un excelente embalaje, pomposo y rimbombante. Es más, no suelen llevar ni caja. Sin embargo, su calidad es óptima, en consonancia absoluta con su homólogo.

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