Copas en casa, la tendencia millenial

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Dicen que la felicidad podemos encontrarla en los pequeños detalles antes que en las cosas que solemos concebir como más grandes o importantes. Para muchos y muchas, la felicidad consiste en tener dinero y poder gastarlo sin tener miedo a vivir con el cinturón apretado y sin preocuparse por un gran estrés en el trabajo. Sin embargo, para otros la felicidad consiste en disfrutar de los momentos con su familia o con sus amigos por muy pequeños que sean dichos momentos. Y es que no hay nada mejor que disfrutar de las pequeñas cosas.

Una de las pequeñas cosas de las que hablamos es despreocuparnos de todos los problemas asociados al trabajo y a nuestra vida diaria saliendo a tomar algo con nuestros amigos o familiares. Esta es una de las técnicas que más solemos emplear los españoles y que más resultado nos da. No cabe la menor duda de que en este país tenemos bien asumido que salir de casa bien acompañado es una de las maneras en las que podemos disfrutar de nuestro tiempo libre.

Cuando somos más jóvenes, normalmente las pequeñas cosas que nos dan la felicidad son precisamente esas: salir con nuestros amigos y con la familia a tomar algo pero también salir de fiesta. Normalmente, en estos casos suele jugar un papel muy importante el tomar una copa en algún bar o restaurante de nuestra zona. Un artículo publicado por el diario El País en enero de 2017 ponía de manifiesto el arraigo que tiene el alcohol en nuestro país. Tanto es así que un 10% de los españoles bebía a diario según dicha noticia, un dato que, además, sube al 15% cuando lo acotamos únicamente a hombres.

Pero a medida que vamos creciendo nuestra manera de actuar y nuestras costumbres van cambiando. Así lo manifiesta otra noticia del diario El País que se titula «¿Por qué dejamos de salir de fiesta más allá de los treinta?«, que trata de analizar el motivo por el cual, a medida que vamos cumpliendo años, vamos reduciendo la intensidad con la que salimos. Este motivo está más que claro: a medida que cumplimos años valoramos más salir «de tranquis» y tomar una copa, mientras que un elemento como la fiesta deja de ser importante como consecuencia de que la mayoría de gente de nuestra generación también pone por delante la tranquilidad de una terraza a la locura de una discoteca.

La vida cambia de una manera importante desde que tenemos 20 años hasta que pasamos a tener 30. Es cierto que en esta época no dejamos de ser jóvenes, pero tampoco cabe la menor duda de que las cosas que hacemos a los 20 son impensables a los 30. Este cambio se nota sobre todo en la manera en la que disfrutamos de nuestro tiempo libre. En esta década pasamos de tener unas ganas tremendas de salir de fiesta a querer tomarnos algo con toda la tranquilidad del mundo con familia o amigos. A veces, incluso estamos deseosos de no salir de casa y de consumir nuestras bebidas preferidas en casa. Así nos lo han asegurado desde Giona Premium Glass, una entidad dedicada a la venta de copas para gin tonic y licores en general y que ha visto cómo su público objetivo ha variado hasta situarse en una media de unos 30 años. Y es que cada día es más tendencia el tomar las copas del fin de semana en casa.

Al calor de tu hogar

Es evidente que tomar las copas en casa tiene un factor que podemos considerar económico. Siempre saldrá más barato quedarnos en casa y comprar nuestras propias botellas de licor que salir a tomarlas fuera y que nos saquen casi 10 euros por una copa. Pero de lo que no cabe ninguna duda es que el motivo principal de que haya gente que prefiera beber en casa tiene un alto componente meteorológico. Haciendo el frío que hace todavía a mes de marzo, especialmente por la noche, es inevitable que mucha gente prefiera no salir y beber en su propia vivienda.

Seguro que muchas de las personas que ya habéis cumplido los 30 años y que os encontráis leyendo este artículo os sentís identificadas de alguna manera con lo que hemos comentado. Ahora que tenéis una edad más madura, que es probable que muchos os encontréis trabajando y que incluso hayáis decidido casaos o tener algún hijo, habéis comenzado a descubrir los verdaderos secretos de la felicidad. Y es que esos secretos no son siempre tan difíciles de encontrar como nos parece.

 

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