España es uno de los países que más ha envejecido, en lo que respecta a Europa pero también a nivel mundial, en los últimos años. Lo dicen muchos informes y expertos en la materia. Nuestro país tiene un severo problema con el envejecimiento de su población, y es que son muchas más las personas que van a cobrar una pensión en unos años que las que van a estar trabajando para pagar esas pensiones. Es un problema con una solución incierta y que nos amenaza a corto plazo y por mucho tiempo. Para echarse a temblar, vaya.
Pero no todo lo tenemos que ver desde el punto de vista de la economía a nivel nacional. Que haya mucha gente mayor en el interior de nuestras fronteras es algo que nos afecta a nivel social sobre todo en el sentido de que van a ser necesarios muchos profesionales y expertos en la materia para que estas personas tengan unos cuidados mínimos y que puedan tener una vida digna aunque no se valgan por sí mismos. El objetivo es ese y en ello estamos destinando buena parte de nuestros esfuerzos, tal y como están haciendo otros países que se encuentran en una situación similar.
Son muchas las noticias que ponen de manifiesto este problema. En primera instancia, el diario ABC publicó hace unos años un artículo en el que hacía incidencia en que el número de personas mayores en residencias se había multiplicado por 3 en apenas una década. Y es que, mientras que en el año 2001 eran 96.000 los ancianos que vivían en este tipo de lugares, en 2011 ya eran unos 290.000. Los datos son demoledores y dejan entrever que todavía puede haber un ascenso considerable, especialmente porque la generación del ‘Baby Boom’ ya ha llegado a su sexta década.
Otro artículo, este publicado en El Confidencial, hablaba de que en 2017 ya había en España unas 15.400 personas que habían superado los 100 años de vida, algo que pone en evidencia un aumento de longevidad que hace que sean necesarias más mejoras y más recursos en lo que tiene que ver con la atención a la tercera edad. Y es que, si antes apuntábamos que el número de ancianos que vive en residencias se había multiplicado por 3 entre 2001 y 2011, esta noticia afirma que se han multiplicado por 5 en 2 décadas. Casi nada.
Una vida sedentaria, la peor noticia
España es un país que continúa envejeciendo y que, como hemos comentado en algunas ocasiones, necesita más y mejores recursos en lo que respecta a la atención a la tercera edad. Hemos hablado de este tema con algunos de los profesionales de una residencia de ancianos en Madrid, Sanvital. Desde ahí nos han comentado que las necesidades en este tipo de entorno son cada vez mayores y que cada vez están más ligadas a mantener a los ancianos en movimiento, practicando algún tipo de ejercicio y también manteniendo ocupada su mente.
Muchos expertos se muestran de completo acuerdo con esta manera de ver el asunto. Y es que, si nos damos cuenta sobre todo a través de algún familiar que hayamos tenido en alguna residencia, la mayoría de estos ancianos suelen deteriorarse a causa de un hábito inapelable por la vida sedentaria. Contra ese elemento hay que luchar. No hay más problemas (ni problemas más graves) que los que provoca la falta continua de movimiento y de ejercicio mental en una persona mayor.
La manera de luchar ante eso es la de dedicar presupuestos mayores para la atención a los ancianos, algo que se está convirtiendo poco a poco en una realidad en entidades del sector. No obstante, todavía hay muchas cosas que cambiar y que mejorar. El tiempo, eso sí, corre en nuestra contra. Sabemos qué tipo de ejercicios y de actividades son necesarias para garantizar una calidad de vida digna para estas personas.
Tenemos la gran suerte de que en nuestro país existe un talento natural para el cuidado de unos con los otros y que, por ende, hay muchos profesionales que tienen experiencia en lo que a atención a la tercera edad se refiere. Con ellos y con unas técnicas de rehabilitación continua, ejercicios mentales y físicos y motivación, podremos conseguir que los últimos años de vida de nuestros mayores no sean una tortura. No se lo merecen. Siempre hay que tener en cuenta que, antes o después, todos seremos mayores.