Una visión de los sectores más afectados

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Es increíble cómo la pandemia de coronavirus está afectando a todos los sectores comerciales e industriales. Ya lo vimos con la crisis del ladrillo y la burbuja inmobiliaria pero ahora se ha hecho más evidente al ser algo a nivel mundial. Ya se sabía, cuando todo esto empezó, que el turismo iba a ser uno de los sectores más afectados y es normal puesto que la movilidad y el ocio se ven muy restringidos por obvias circunstancias. Y de ahí, miles de empresas se vieron afectadas en un segundo golpe.

¿Por qué digo esto? Pues porque si no hay turismo lo primero que cae es el sector hotelero, las agencias de viajes y las compañías de transporte pero esa caída trae condigo ciertos golpes que no podemos evitar a consecuencia como en las agencias de deportes de aventura, restaurantes, tiendas de venta de souvenires, parques temáticos y ocio en general. No estoy diciendo con esto que si el turismo siguiera activo los parques temáticos pudieran abrirse a pleno rendimiento, ni mucho menos, porque la situación es la que es en todas partes, pero hay ciertas empresas que no se verían tan arrastradas al golpe económico como sí ocurre ahora.

Y es que todo se ve afectado. Por ejemplo, si no hay eventos donde promocionar ciertas marcas o productos no hay publicidad tradicional que se empleaba en ellos, hablo de banners, de flybanners, etc. Si no hay cines abiertos, no solo pierde el cine en cuestión, sino también la industria que deja de estrenar películas e incluso de filmarlas, así como series, y la única baza que pueden jugar tanto actores como productoras o técnicos de la industria es el streaming. De hecho, plataformas como Netflix, HBO o Disney Plus están salvando muchísimos empleos ahora mismo, les guste o no a los amantes del cine tradicional.

Y todo, prácticamente todo, se ha visto afectado en mayor o menor medida.

Halloween

Este año no ha habido Halloween, algo que se veía venir desde hace meses porque si evitamos las aglomeraciones tenemos que evitar todo tipo de fiestas. De hecho, incluso nuestro tradicional día de Todos los Santos se ha visto afectado con limitaciones de aforo en cementerios y, por supuesto, con limitaciones de participantes en las reuniones familiares. Y eso que hablamos de una festividad no tan festiva como Halloween, pero da igual. Hoy por hoy cualquier espacio o situación que pueda traer consigo la congregación de más de 6 o 10 personas ya es demasiado.

¿Y qué industria hacía su particular “agosto” en Halloween? Las tiendas de disfraces. Podríamos decir que estaban esperando Octubre como agua de mayo. Los profesionales de Ideal Fiestas, tal y como cuentan ellos mismos, miraban con miedo los números y la incidencia del coronavirus este verano con la esperanza de no perder del todo Halloween. De hecho, si la pandemia hubiera aguantado un poco más, tal vez sí habrían tenido algo más de venta, aunque nada comparado a lo de otros años por supuesto. Pero la ola creció, y la curva demostró que este invierno tampoco va a ser sencillo para nadie.

La pregunta ahora es ¿han vendido algo para Halloween? Y la respuesta es afirmativa, pero nada que ver con otros años. Mientras que el año pasado el disfraz era el producto estrella, este año se ha venido más decoración de fiestas que otra cosa, y si te paras a pensarlo detenidamente encuentras la razón. Puede que no podamos reunirnos en grandes fiestas organizadas por los Ayuntamientos o las asociaciones de comerciantes como sí se ha hecho otros años, pero aún podemos montar una minifiesta en casa para alegrarle el día a los más pequeños. Tal vez, con suerte, podamos usar el disfraz del año pasado y comprar algo de decoración para pasar una noche tenebrosa en familia, con convivientes. Tal vez podemos cenar cosas divertidas y luego ver una peli de terror infantil, que aunque parece extraño existe, o al menos de temática fantasmagórica como en su día lo fue “Casper”, lo que pasa es que ahora esa película está pasada de moda y hay que buscar propuestas más modernas.

Ahora bien, ¿hay alguna posibilidad de levantar de nuevo el negocio del disfraz? Pues durante la pandemia está complicado, y más ahora con las nuevas restricciones en hostelería y reuniones que se han implantado con el nuevo Estado de Alarma. Y, aún así, hay quien tiene cierta esperanza. Evil Tailors, una empresa que puede englobarse dentro de la industria del disfraz y la caracterización aunque hablemos de otro tipo de “disfraces”, cree que si las restricciones se mantienen en el tiempo hay posibilidad de adaptar ciertos eventos a ellas, respetando todas las medidas de seguridad pertinentes, y permitiendo así que algunas empresas, como la suya, salgan a flote o, por lo menos, aguanten hasta que lleguen tiempos mejores.

Viene a ser lo mismo que cuando la hostelería se comprometía a seguir toda la normativa vigente impuesta para proteger a la ciudadanía al tiempo que demandaban un horario más flexible de apertura, o más espacio en las terrazas sin coste adicional para poder separar las mesas sin perder capacidad.

Lo que se propone desde algunos sectores de ocio, como en este caso en lo concerniente a agencias y empresas relacionadas con el mundo de los Juegos de Rol en Vivo o LARP, es la adaptación de la norma para poder seguir en activo. ¿Y cómo exactamente? Pues tal vez con la relajación de la limitación de los 6 usuarios en una misma reunión siempre y cuando se haga al aire libre, con mascarillas y con mucha amplitud que es el caso de los juegos de rol.

Por ejemplo, en una recreación del mundo medieval donde participan 20 jugadores al aire libre, en un campo por ejemplo, en la que no es necesario tocarse ni acercarse demasiado, no hay motivo por el que no pueda realizarse el evento.

El problema de todo esto es que habría que analizar casa caso en concreto, cada situación específica y cada evento, algo que el Gobierno, lógicamente, no puede hacer, y de ahí que se impongan unas medidas estándar para todos.

Excepción en familias

El otro día me topé con un caso similar que merecería una excepción en toda regla pero que, obviamente, no puede practicarse.

Se trata de varios núcleos familiares de una misma gran familia que conviven en un mismo edificio de pisos. Ana y Laura, hermanas, viven con sus respectivos maridos e hijos en el primero derecha y segundo izquierda. Trabajan ambas en el negocio familias, un puesto del mercado central de la ciudad junto a sus padres, que viven en el segundo izquierda del mismo edificio. Los niños van juntos al colegio, y si salen a jugar a la zona de recreo de la urbanización también lo hacen en familia. En este caso concreto la realidad es que se pasan de lunes a viernes todos juntos compartiendo espacio, en el trabajo y en la escuela, así que cuando llega el fin de semana (o incluso cuando llegue la Navidad), no tiene sentido que no se les permita reunirse todos juntos ya que por circunstancias pasan juntos toda la semana.

Ahora bien, ¿cómo puede el Gobierno darles a ellos un pase para que se reúnan más de 6 miembros juntos en Navidad? Si hicieran eso tendrían que analizar caso, por caso, y eso es imposible.

Pues lo mismo ocurre con los trabajos, los eventos, las celebraciones o incluso las manifestaciones. Han de haber unas reglas comunes a todos aunque en ciertos casos excepcionales esas reglas sean ridículas o carezcan de sentido.

Otros sectores muy vapuleados

Ya hemos hablado del sector turístico y también de todo aquello que lo rodea, hemos hablado de cómo se han visto afectadas también las empresas, comercios y fábricas de disfraces este Halloween e incluso hemos hablado de cómo debería haber ciertas excepciones pero que son imposibles de valorar y aplicar pero ¿qué otros sectores se están viendo más afectados en nuestro país además de los ya mencionados?

Por supuesto la hostelería, que en cierta forma va ligada al turismo pero también al ocio de la sociedad residente en dicha localidad y, por supuesto, ahora le toca el turno al ladrillo.

Hay cientos de obras que han quedado paralizadas porque debido al confinamiento dejaron de trabajarse y luego ha sido complicado reanudar su construcción. Además, las familias están siendo más conservadoras a la hora de invertir en vivienda, lógicamente por miedo a la próxima situación económica, y para colmo la vivienda de segunda mano está quedan un poco paralizada porque la vivienda antigua no suele llamar la atención de los compradores que hoy en día pueden acceder a la compra de casas. Esto es así porque quien se muda suele hacerlo para ganar calidad de vida y de cara a un posible segundo confinamiento las familias pudientes están optando por mudarse a las afueras de las grandes ciudades donde puedan disfrutar de casas rústicas con terreno en el que pasar jornadas al aire libre sin salir de su residencia.

Conclusión, la crisis económica aún está por llegar y son muchos más los sectores que se van a ver afectados así que más nos vale cumplir con la prevención recomendada para evitar grandes brotes y acabar con todo esto cuánto antes o, por lo menos, controlarlo.

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